CC.SS. 2º ESO

TEXTO 1
El desarrollo urbano de los siglos XIV y XV está estrechamente ligado con el crecimiento de la población de las ciudades. Sin duda las pestes causaron graves daños en los núcleos urbanos. Pero ello no impidió que las ciudades fueran, por lo general, lugares de acogida de gentes del campo, que, tras huir despavoridas de los terrores de la época, pensaban encontrar un refugio, físico y sobre todo psicológico, detrás de los muros urbanos. Por lo demás, la crisis que afectó al medio rural en el siglo XIV alentó la emigración desde el campo hacia la ciudad. Numerosos labriegos abandonaban el terruño, pues estaban convencidos de que iban a encontrar mejores oportunidades de trabajo en las urbes. Un dato suficientemente revelador, a este respecto, nos lo proporciona Génova: el 90 por 100 de todos los que trabajaban en dicha ciudad en la industria de la seda, a finales del siglo XIV, eran originarios de los campos colindantes.
TEXTO 2
Las ciudades europeas de los siglos XIV y XV no escaparon al impacto de la gran depresión. Padecieron, con frecuencia de forma brutal, los azotes de las mortandades. Fueron asimismo víctimas de las continuas guerras de aquel tiempo. Dependientes para su abastecimiento del campo, sufrieron las consecuencias de los malos años y, en general, dela crisis rural. Mas con todo, parece evidente que las ciudades pudieron hacer frente a las dificultades de la época mejor que el campo.
TEXTO 3
La peste negra llegó a Europa desde el exterior. El lugar en donde se produjo el contagio con los europeos fue la ciudad de Caffa, colonia genovesa situada en la península de Crimea. Después, la epidemia se difundió hacia el Occidente, por medio de los marinos genoveses enfermos que viajaron a través del Mediterráneo. Los genoveses transportaban consigo, impregnada en los huesos, una enfermedad de tal naturaleza que todo el que hubiera hablado con alguno de ellos habría sido alcanzado por el mal. La enfermedad provocaba una muerte inmediata, absolutamente imposible de evitar.
La peste se presentaba bajo diferentes formas. La más conocida, a tenor tanto de los testimonios literarios como de los iconográficos, es la bubónica, llamada así porque en el enfermo aparecía un bubón (ganglio linfático abultado) en la ingle, la axila o el cuello.


IMÁGENES PARA COMENTAR.
Nº 1

Nº 2


Nº 3

Nº 4